El transporte de obras de arte es un proceso logístico sumamente especializado que requiere de una planeación meticulosa y detallada para garantizar la seguridad e integridad de cada pieza. Este primer paso incluye la evaluación detallada de cada una de las piezas con el fin de determinar las necesidades específicas que se tengan.

El embalaje es un elemento crítico en el transporte de este tipo de productos, este tiene que estar totalmente enfocado a la protección, por ello,  se utilizan materiales de alta calidad como cajas y cajones de madera reforzada, papel libre de ácido y espuma de polietileno. Para el caso de obras bidimensionales, se usan cajas reforzadas y forradas con paneles acolchados que evitan cualquier tipo de movimiento. En el caso de las esculturas y piezas tridimensionales además de las cajas reforzadas y forradas, se crea una plataforma a la medida que brinda soporte y evita golpes causados por vibraciones. 

La preservación de las piezas es fundamental durante el transporte, por dicha razón los contenedores en los que se lleva el arte están equipados con controles de temperatura y humedad para así mantener condiciones ambientales óptimas. Además, cada contenedor cuenta con dispositivos de monitoreo y sensores que permiten asegurar que las condiciones sean estables durante todo el trayecto. 

Desde un embalaje altamente especializado, control ambiental meticuloso y protocolos de manipulación, el transporte de arte es un ejemplo de la mezcla entre ciencia y coordinación que solamente la logística es capaz de crear.  Cada paso de este complejo proceso está diseñado para proteger el valor material y cultural de piezas que a su vez contribuyen a la conservación de la cultura a nivel mundial.